¡Qué bien nos viene tener muchas responsabilidades para no arriesgar!. No me refiero a las excusas que vamos poniendo en el día a día para no establecer nuevos hábitos o dejar los malos, que también, pero eso se lo dejo a los profesionales en productividad y gestión del tiempo.
Me refiero a las excusas que te pones para no dar el paso definitivo hacia ese sueño objetivo que hace tanto tiempo que te ronda la cabeza y te hormiguea en el estómago. Estoy segura, porque no puede ser algo que me pase solo a mí. A ti también.
Sí, sí, has leído bien. Estás poniendo excusas. Te escondes. Lo siento querida, pero es así.
Excusas son esos motivos, supuestamente con mucho peso, que vamos enumerando para no empezar a hacer algo que nos apetece tanto como miedo nos da. Pero miedo de verdad, del que te descompone el estómago.
Sin ir más lejos, yo misma, y esto que estás leyendo. Me aterrorizaba escribir de manera pública, a pesar de ser una de las cosas que más me gustan y me llenan desde bien pequeña, cuando ya ganaba premios en concursos de cuentos en el colegio. Ahora que ya me he decidido, me tranquilizo a mí misma diciéndome: «bueno, si tampoco te lee tanta gente»…
Pero la realidad es que durante mucho tiempo he optado por la parálisis y las excusas, eso sí, muy bien argumentadas: no tengo tiempo, bastante ya con el trabajo y la familia, cómo si no tuviera ya cosas que hacer, con la que tengo encima, si no me da la vida ni para pararme a respirar. E-X-C-U-S-A-S.
Y superadas éstas primeras más flojitas, segunda tanda de «motivos poderosos»: ¿Quién te crees que eres para que alguien dedique su tiempo a leerte? ¿Ahora vas de Coach-psicóloga-motivadora trasnochada?, No tienes ninguna autoridad para atreverte con ciertos temas, etc. Más E-X-C-U-S-A-S.
Porque la realidad es que sabía que quería escribir. Porque hace casi cuatro años que tengo comprado un dominio. Porque no soy ninguna autoridad en nada más que en compartir mi propia experiencia por si a alguien puedo ayudar con ella. Y tal como explicaba en el post «5 motivos por los que no eres una estafa» , esto ya es más que suficiente.
Pero volvemos a ti, a vosotras, que por hoy es suficiente «yoísmo». Porque no me gustaría que tú tardaras también 4 años en dar el paso. Por puro egoísmo. Porque yo me inspiro mucho, muchísimo, de mujeres «normales y corrientes» pero con una fuerza increíble. Y desde mi experiencia personal, y si por casualidad tú te encuentras ahora mismo en un momento parecido, y estoy segura que puedes ser una de esas mujeres que pase a formar parte de mi lista de inspiración, te digo:
- Deja de evitar dar el paso por miedo. Miedo nos tiene que dar las personas terribles que salen en las noticias que he dejado de ver, cómo se van a pagar nuestras pensiones, o que se haya acabado el papel higiénico en uno de esos momentos que decía antes que se nos descompone la barriga. Apostar por ti, por tu talento y por tu capacidad de aportar valor a los demás, no te puede dar miedo, sino que te tiene que hacer sentir poderosa.
- Lo que te da miedo es importante. Y eso es precisamente lo que nos hace temblar las rodillas. La capacidad que tenemos cada una de nosotras de hacer algo por las demás, o aunque solo sea, por una persona. ¿Vas a perder la oportunidad de hacer algo bueno por alguien que te está esperando, aunque no lo sepa?
- Empieza a hacer, pasito a pasito. A medida que vayas avanzando, te irás sintiendo más cómoda, más segura y más confiada. No pongas la mirada en el final del camino, porque probablemente no va a ser el que esperas. Fíjala en el siguiente pasito que vas a dar y déjate sorprender en cada uno de ellos.
- Lucha contra la incomodidad. Ya sea aprender a hacer cosas que no sabes, exponerte en público, enfrentarte a las críticas (y también a los halagos). Enfrentarte a estas situaciones te va a hacer una mujer más fuerte.
- Comparte y rodéate de personas que sepan valorar lo que tienes que aportar. Creo mucho en la teoría de que somos la combinación de las 5 personas con las que más nos relacionamos. ¡Elígelas bien y verás qué buenos resultados!. Y si como en mi caso, esas 5 se te quedan cortas, porque atesoras en tu vida muchas personas geniales, mejor que mejor.
Así que, cuando tú también te des cuenta que no hay excusas que valgan, o te quedes sin ellas, sólo te quedará un camino. ¡Ir a por ello!
¿Volamos?
4 comentarios
Muy de acuerdo!
Me gusta 👍🏼
Ahora toca ponerlo en práctica 😉
Muy bueno y convincente. Gracias Tania😉
Me alegro de que te haya gustado. Ahora a ponerlo en práctica. Un abrazo