Mañana 23 de marzo es el día elegido para reivindicar la conciliación. Y es el primer año que lo conmemoro inmersa 100% en un proyecto personal que ha nacido con ésta como eje central. Y no se me ocurre mejor manera de conmemorar, que plantear 5 retos para reivindicar la conciliación y en los que todos y todas debemos ponernos las pilas.
Si me sigues hace tiempo, sabrás qué entiendo yo por conciliación, aunque no está de más recordarlo. Para mí no es un mito ni tampoco dar respuesta a una necesidad (principalmente, de las madres trabajadoras).
Para mí la conciliación es el derecho que cualquier persona tiene, independientemente de sus circunstancias, a sentir equilibradas todas las áreas de su vida.
Y como la propia palabra apunta, es imprescindible que cada persona tomemos acción para llegar a ese acuerdo, que será personal y adaptado a cada situación particular. Y que por supuesto, irá cambiando a lo largo de las diferentes etapas de nuestra vida.

Pero en un día como hoy, no me quiero centrar en esa parte de desarrollo personal aunque la considero muy importante. Hoy es día para reivindicar, en el que personas que quizá hablamos desde una situación de cierto «privilegio» (por no haber tenido nunca que renunciar), pongamos voz a las necesidades que desde las administraciones públicas, desde las empresas, y desde la sociedad en general, hay que cubrir.
Con esta perspectiva, pongo sobre la mesa (o en este caso, la pantalla) 5 grandes retos para reivindicar la conciliación. En ellos, cada persona, (desde nuestro lugar particular, o dentro de una situación de responsabilidad en una empresa o una institución pública), debemos remangarnos y ponernos manos a la obra. Solo así los beneficios de la conciliación serán extensibles de forma generalizada.
1. Corresponsabilidad.
No podemos aislar la palabra conciliación de la corresponsabilidad. En el texto aprobado por el Consejo de Ministros en 2018 para oficializar el día, dice: «se establece el día 23 de marzo como Día Nacional de la Conciliación de la vida personal, familiar y laboral y corresponsabilidad en la asunción de responsabilidades familiares».
Como declaración de intenciones, un 10. En la práctica, muchísimo trabajo por hacer. Mientras que el hombre no se incorpore al sector reproductivo (o tradicionalmente conocido como ámbito doméstico) en la misma medida en que las mujeres nos incorporamos al sector productivo, no estaremos jugando con las mismas reglas.
Y esta corresponsabilidad debe ser trabajada de manera individual con acuerdos familiares dentro de cada hogar. Pero por otro lado, lleva implícita la necesidad social de revalorizar las tareas de cuidados.
Si la pandemia ha dejado algo claro, es el papel y el valor que los servicios más esenciales juegan en la sociedad (alimentación, limpieza, servicios sociosanitarios, sanidad,…). Estos sectores, que son los más feminizados, cuentan con las condiciones más precarias. Y menos reconocimiento aun cuando hablamos de personas cuidadoras informales (sin remuneración o con condiciones muy precarias).
2. Educación igualitaria.
Que el futuro corresponsable hay que empezar a trabajarlo desde la infancia es innegable. Y por eso, es imprescindible que el sistema educativo deje de perpetuar los estereotipos asociados al género.
Hay que repensar desde el diseño arquitectónico de los espacios comunes en los colegios para que promuevan la convivencia y ocupación igualitaria (lejos de aquellos patios de mi infancia donde el 80% era un campo de fútbol y si estabas por allí te arriesgabas al pelotazo), hasta la paridad en las referencias que proporcionamos a niños y niñas en todos los sectores.
Además, desde los centros educativos es fundamental que se trabaje la creatividad de niños, niñas y jóvenes (los dogmas son casposos y hay que invitarles a pensar «fuera de la caja») y fomentar el libre pensamiento.
3. Políticas públicas «aplicando disciplina positiva».
Y si algo he aprendido en mis casi 10 años de crianza (y los que me quedan) es que aplicar disciplina positiva en la educación de mis hijas es caballo ganador. ¿Y si lo aplicamos a las políticas públicas?
Con esto me refiero a que todas las personas funcionamos mejor con el premio que con el castigo. Y los avances que se están haciendo desde la administración en materia de regulación son una buena declaración de intenciones, pero no son suficientes. Homogeneizan una realidad heterogénea, y dejan fuera de la regulación a más del 90% del tejido empresarial de nuestro país. Empresas de menos de 50 personas trabjaadoras, a las que no les aplica ninguna de las regulaciones aprobadas.
Es necesario que desde las administraciones se promocione el cambio de sensibilidad empresarial creando lugares de encuentro, y sobre todo, que promuevan la igualdad y la conciliación de la totalidad de las organizaciones con sistemas de incentivos y beneficios fiscales que promuevan y faciliten cambios reales.
4. Darle la bienvenida al nuevo paradigma empresarial*
Siento ser yo la que venga a abrir los ojos si hay alguien todavía por ahí con ellos cerrados. La sociedad industrial ha muerto. Gracias por los servicios prestados y hasta luego.
Los procesos de trabajo que valían entonces no sirven ahora. Y es el momento de evolucionar. ¿Registro horario? ¿Presentismo y calentamiento de silla como deporte más común? ¿Personas trabajadoras solo como un recurso? ¿De verdad estos conceptos siguen siendo entendidos por alguien como sinónimo de productividad y rentabilidad para una empresa?
Las organizaciones que sean conscientes de cuales son las nuevas reglas, que entiendan además que actualmente conviven 4 generaciones en el mercado laboral (cada una con sus particularidades y necesidades específicas) y que personas felices y tenidas en cuenta construyen empresas felices y productivas, serán las que se posicionen desde ya en un lugar privilegiado.
5. Liderazgo consciente: toma de responsabilidad individual
Y por supuesto, al frente de esas nuevas empresas, propias del año 2021, debe haber personas ejerciendo lo que yo llamo liderazgo consciente, y que defino como aquél que encuentra el perfecto equilibrio entre el liderazgo masculino y el liderazgo femenino (independientemente del sexo de la persona que lo ejerza).
Pero más allá de tu cargo dentro de tu empresa, sí, sí el tuyo que me lees, este equilibrio de fuerzas debe ser ejercido en todas las áreas de tu vida. Para esto hay un libro que me encanta y es «El líder que no tenía cargo» de Robin Sharma. En él se proporcionan herramientas para alcanzar éxito personal y profesional, independientemente del lugar que ocupes.
Y con este último reto, enlazo con lo que decía al principio del artículo. Hay mucho que trabajar y que pedir. Estos son solo 5 retos para reivindicar para lograr la conciliación y estoy segura que tú tienes algo que decir. Pero sin duda, el punto de partida es la toma de responsabilidad individual. ¿Estás dispuesta- dispuesto a asumir la tuya? ¿En tu familia? ¿En tu trabajo? ¿En tu área más personal?
*Sobre cómo trabajar la conciliación en el ámbito empresarial es YA una apuesta ganadora compartí hace unos días mis impresiones en este evento: