El sufijo -ción procede del elemento latino «-tion», y se une a los verbos para expresar la acción y el efecto de ella. Pasar a la acción, esa es la clave.
Sin embargo, y como con tantísimas cosas, se usan palabras con esta terminación de manera tan cotidiana, que olvidamos su verdadero significado, lo que realmente quieren transmitir.
Me di cuenta de esto cuando conocí el movimiento «Educacción«, creado por Sonía Díez y que se explica en el libro con el mismo nombre. Pero lo realmente significativo es como sólo con ese nombre, fui consciente de lo que perseguían, pasar a la acción para cambiar el sistema educativo.
Y es así, como inspirada en esta idea, empiezo a hablar de ConciliAcción, para transmitir el mensaje que tanto tiempo lleva en mi cabeza, y es que para conseguir una conciliación verdadera, real, es necesario que cada persona pase a la acción y se ponga en marcha par luchar por ella. Una conciliación bien entendida y que nada (o poco) tiene que ver con mujeres que se convierten en madres, y quieren compaginar su carrera profesional con el nuevo rol.
Y ese fue el tema principal de la charla que impartí este fin de semana para un grupo de mujeres emprendedoras en el primer evento de la Comunidad DPM. Cuando su fundadora, Verónica Montalbán contactó conmigo para hablarme de ella, una comunidad de personas emprendedoras en la que se añadía la conciliación como elemento y motor fundamental de ella, no lo dudé ni un minuto. Me pedían abordar el tema de la conciliación en la comunidad, y yo, tan honrada como atrapada por el síndrome de la impostora, no me pude negar.
Como escribía en el post que antecedía al encuentro en el blog de la comunidad la pasada semana, emprendimiento y conciliación pueden llegar a ser un matrimonio muy bien avenido, pero siempre y cuando se tengan en cuenta ciertas pautas, y sobre todo, no sea ésta última el único motor que impulsa a emprender.
Y volviendo a la conciliAcción 360, yo la entiendo como equilibrio que cada persona busca entre su proyecto profesional (sea por cuenta propia o ajena), su vida familiar (con la familia de sangre y la elegida) y el ámbito más íntimo o personal (ese tiempo tan necesario como olvidado que debemos dedicarnos a nosotras mismas y nuestro autocuidado).
Y ese equilibrio será diferente para cada persona, incluso diferente en una misma persona en diferentes momentos de su vida. No es un reparto al treinta tres coma tres periodo. En cada etapa o momento de la vida, o incluso en diferentes días de la misma semana, tenemos necesidades diferentes. Lo importante es escucharlas todas y atenderlas, y no dejarnos a cada una siempre para el final, o ni siquiera llegar, porque cualquier otra cosa es más urgente.
Sé que no es fácil, vaya que lo sé. Desde que fui consciente de que conciliar no era negociable para mí, tuve muy presente el poder coordinar mi carrera profesional con la atención de mis dos hijas y de mi madre dependiente. Sin embargo, no ha sido hasta hace unos meses cuando he sido consciente de esa tercera pata, mi propio cuidado, mi tiempo para mí, estar bien por dentro y por fuera. De ahí nace el 360, porque conciliar empieza y termina conmigo, después de dar una vuelta completa. Y ser consciente de este último descubrimiento, y más difícil todavía, hacerlo sin ningún sentimiento de culpa, está siendo todo un reto.
Porque todas las personas queremos conciliar, independientemente de nuestra edad, nuestro estado civil, nuestras circunstancias familiares y sociales. Todos queremos y para muchos además es una auténtica necesidad. No solo para las madres, siempre pienso que las personas que tienen que atender a personas dependientes lo tienen más complicado, porque no está tan visibilizado, y por tanto, no se tiene tan en cuenta. Esas sobre todo mujeres cuidadoras con cargas familiares no compartidas.
Inicio con mucha claridad nuevo rumbo, o más que nuevo, más definido. Con mucho que contar, con mucho que aportar, con mucho que recibir. Y espero que sigáis ahí.
Así que, gracias a Sonía Díez por la inspiración (y porque además en esa nueva educación que defiende, seguro que un pilar fundamental es que niños y niñas sean educados en valores de igualdad), gracias Vero por la oportunidad (me encantará ver desde primera fila como la comunidad levanta la voz y el vuelo) y a todas (y todos) los que cada semana (o cuando sea) me leeis y me aportáis. He empezado un camino que no se donde lleva, pero que seguro voy a descubrir.
¿Te vienes?
Nota: Muchísimas gracias a mi amiga Pili Robledo, por encontrarse con esta bandada, acordarse de mí fotografiarla y regalármela. Me rodean mujeres maravillosas.
2 comentarios
Muchísimas gracias a ti, amiga. Sigue inspirándonos.
Qué suerte tengo de ir tan bien acompañada…